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Una temporada con menos gente y más gasolera

El pancho: lo más vendido en las playas de la costa argentina

Cuánto cuestan los productos que se venden frente al mar.

Martes, 09 de enero de 2024

Las vacaciones en la costa argentina son cada vez más gasoleras. Los vendedores van y vienen por las playas pero son pocos los que venden. El pancho es el producto más vendido.

Temporada floja

Todos los vendedores comentan lo mismo, “la temporada está floja”.

Villa Gesell

En Villa Gesell, los últimos días de diciembre los carritos con vestidos y camisolas de damas ofrecían vestidos desde $5.000 para cazar clientas. Pero en realidad la mayoría de los vestidos no bajaba de $15.000 y los baratos de $5.000 eran como musculosas largas y casi no los mostraban.

Los carritos con mallas ofrecían las dos piezas a $7.000 y si eran talles grandes cada pieza rondaba los $12.000.

Mar de Ajó

Con el correr de los días las ventas no arrancaban. Los vendedores se vieron en la obligación de modificar su estrategia. En playas como Mar de Ajó los carritos sólo ofrecen los vestidos más económicos y a $3.000 cada uno. Las vinchas se ofrecen a $1.000.

Con el correr de los días y ante la falta de venta, los productos más caros fueron reemplazados por otros más económicos.

Anteojos y trencitas

Los nigerianos se pasean con telgopores gigantes llenos de anteojos que rondan los $3.000, pero son muy pocos los que compran.

También se replican jóvenes extranjeros de ambos sexos que hacen trenzas simples, con caracolitos por $3.000 cada una y si la idea es hacerse trencitas en toda la cabeza, la suma escala a los $20.000, pero lo máximo que les piden son dos trencitas.

Algunas peatonales parecen peluquerías donde desfilan haciendo trencitas.

Sombrillas

Las sombrillas merecen un capítulo aparte, las grandes y reforzadas escalan hasta los $50.000. 

En playas como San Bernardo, las más económicas no bajan de los $20.000. En peatonales se pueden conseguir desde $12.000. Los carritos azules que cargan sillas y sombrillas y se convierten en mesa no bajan de los $60.000.

Las gitanas

Las gitanas se entremezclan entre los vendedores ofreciendo un llavero con un dije de la suerte. La estrategia no cambia, se acercan y comienzan a “adivinar la suerte”.

“Sos una muy buena persona, no le haces mal a nadie. Tenes dos amigas que parecen buenas, pero son envidiosas. Si queres que te diga más ayudame con algo”.

La comida en la playa

Los que más circulan son los vendedores de churros, como mínimo hay de cuatro marcas diferentes. La docena arranca en los $4.000 y los de marca reconocida llegan a más de $5.000 los premium.

Cuatro cubanitos no bajan de los $2.000. Hay pastelitos, panes “que no engordan” según grita su vendedora y hasta tortillas a la parrilla.

Los licuados se ofrecen de tres gustos, pero algunos permiten mezclar más. No todos son iguales, algunos carritos se pasean con bananas verdes, naranjas, melón, ananá y frutillas. Otros tienen kiwi. Comenzaron la temporada vendiendo el licuado chico a $2.000 y grande a $4.500. Con el pasar de los días los bajaron a dos por $4.000 en algunas playas.

El choclo cuesta $2.000 en playas como Gesell, Mar del Plata, San Bernardo y Mar de Ajó.

Mientras el super pancho se ofrece a $1.500 y se lleva todas las miradas, por eso se ha convertido en el producto que más se vende en la playa. En Pinamar se vende a $2.000 pero en los barcitos, en la playa no se permite.

Los vendedores de pochoclo recorren toda la playa haciendo probar su producto, venden la bolsa más chiquita a $1.000 y la más grande a $2.000, ambas rebalsan. En Pinamar, los mismos pochoclos cuestan $2.500 y $3.000

El agua caliente para el mate cuesta $700 y los carritos aclaran que lo que se cobra es el servicio, ante las quejas de varios.

Los que prefieren refrescarse pueden optar por un helado de agua de primera marca a $1.500. Pero con solo salir de la playa y caminar unos metros la cadena más grande de heladerías de Argentina, que no tiene vendedores en la playa, cobra los helados de agua a $300. Un negocio redondo para alguien que quiera emprender un negocio.

Para los que necesitan acción se venden desde juegos de playa, palitas, tablas y crucigramas.

 Uno de los mayoristas más importantes de artículos de playa está preocupado. Su galpón esta repleto hasta el techo de tablas de barrenar que importó para vender en esta temporada.

“Las ventas previas fueron buenas, el problema es que en otras temporadas cada tres días nos hacían nuevos pedidos y ahora nada, esperemos que mejore”.

Fabio recorre la playa de Gesell son avioncitos de telgopor, los vende desde que era chico. Por varios años interrumpió el negocio y ahora volvió. Los remonta como barriletes y los pasea, a ver si los chicos y padres se tientan.

 "Llegué a remontar 29 avioncitos juntos, los debería vender a $3.000 cada uno, pero si no los vendo a $1.000 no vendo ni uno", dijo.

Una temporada con menos gente y más gasolera.

Fuente: BAE Negocios

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