El mal de la Costa: alquileres ilegales para fiestas privadas
Colastiné y Rincón sufren los embates del descontrol.
Lunes, 09 de enero de 2017
"Con la llegada del verano, la zona de la Costa, generalmente relacionada con la búsqueda de tranquilidad y descanso, se ve afectada por un fenómeno cada vez más habitual: el alquiler ilegal de quintas para fiestas privadas.
Muchas casaquintas y casas de familia son rentadas por día o por horas en condiciones totalmente irregulares para realizar todo tipo de eventos.
Generalmente, estas construcciones no cuentan con las instalaciones básicas para ser usadas con fines comerciales, tampoco con paneles acústicos que eviten la salida del sonido, tienen piletas familiares que no presentan las medidas básicas de seguridad, los baños no son los suficientes para la cantidad de personas que asisten, la venta de bebidas es totalmente irregular, entre otras cuestiones.
PILETAS
Uno de los puntos que atrae a tanta gente a alquilar de forma irregular estas casas es la posibilidad de pasar un día de pileta para sofocar el calor santafesino.
Estas piscinas no cumplen con ninguna norma de seguridad ya que están construidas para uso familiar, por lo tanto, no se realizan los controles higiénicos a quienes ingresan a ellas, lo que puede causar contagio de diferentes patologías; por supuesto, tampoco cuentan con guardavidas, servicio de emergencia o algún tipo de seguro.
RUIDOS MOLESTOS
El mayor problema para los residentes permanentes de Colastiné y Rincón es la falta total de control del volumen de la música en estos lugares ilegales.
A partir de los primeros días de calor, las fiestas empiezan a hacerse más habituales, habiendo lugares, son alquilados todos los días de la semana, no teniendo contemplaciones, ni siquiera, durante los horarios de descanso.
EXCESO DE ALCOHOL
El gran consumo de alcohol es otro denominador común de este tipo de lugares, esto también afecta a los habitantes ya que, muchas veces, al acercarse a reclamar por el volumen de la música, sufren insultos y hasta amenazas de las personas que participan de las fiestas.
Otras veces, sufren el ingreso a su propiedad por pelotas que “pasan al otro lado del alambrado”.
CONTROLES EN COLASTINÉ
La situación es complicada y no hay respuestas por parte del Estado, su rol se limita a medir los decibeles cuando se realizan denuncias por ruidos molestos pero no proceden con la clausura de estos lugares.
Ante reclamos telefónico de los vecinos al distrito municipal de la Costa, la respuesta que reciben es que deben “hacer una nota y juntar firmas” para que se inicie un expediente y se tome el reclamo.
Según los lugareños “esto deja a las claras que quien no cumple con las normas tiene más derechos que los habitantes que piden que las normas sean respetadas”.
OÍDOS SORDOS
Las fiestas privadas han dejado lamentables saldos en diferentes puntos del país, sin embargo, las autoridades hacen oídos sordos a los reclamos de los vecinos que fueron a vivir a la Costa en busca de tranquilidad y durante el verano se encuentran con el descontrol".
* Por Anabela Luisina Méndez