Los “negruchos” coparon Rafaela
El municipio intenta controlar, hasta ahora sin éxito, la superpoblación de aves en el sector céntrico de la ciudad.
Miércoles, 27 de enero de 2016
La situación generada por los pájaros que tienen su dormidero en la primera cuadra de calle Alvear, no da para más, habiendo alcanzado un punto límite que impone procurarle solución. Cada mañana, el lugar es un verdadero foco infeccioso, con una suciedad tremenda y olores nauseabundos, que no solo espantan a la gente sino que además atentan contra la salud de quienes se atreven a circular por el lugar. Así de simple, sin caer en exageraciones de ninguna clase, con ir al lugar se puede comprobar.
En la primera semana del presente mes de enero se realizaron acciones para controlar la superpoblación de aves en el sector céntrico, apuntándose a disminuir la proliferación de los pájaros conocidos como "negruchos", que "pernoctan en determinados árboles y defecan de modo abundante en las veredas, produciendo malos olores, molestias a los frentistas y transeúntes, e incluso posibles incidencias en la salud de las personas", tal como se señalaba en el parte informativo del municipio en aquella oportunidad.
Los trabajos se habían iniciado precisamente la noche del 6 de enero en calle Alvear, utilizándose "un polvo rosado en las veredas, que no es tóxico para los humanos y tampoco para los animales, incluidas las aves", se informaba, aclarándose que "se trata de una sustancia que solo las ahuyenta".
Pues bien, al juzgar por lo que está ocurriendo nuevamente en esa primera cuadra de calle Alvear al menos, los resultados fueron negativos ya que los "negruchos" continúan en el lugar todas las noches, y por la cantidad de excremento acumulado, hasta podría decirse en mayor cantidad que antes.
Es dable recordar que desde el municipio, a través de la Subsecretaría de Salud y la Dirección de Zoonosis, se han intentado numerosos sistemas -además del mencionado y más reciente- para ahuyentar esas aves de diferentes sitios de la ciudad pero sin resultados positivos, al menos hasta ahora. Polvos, ruidos, luces de colores, globos colgados en los árboles, fueron algunas de las metodologías, incluso hasta se contó con el asesoramiento de una persona que tuvo a su cargo despejar las aves del aeropuerto rosarino de Fisherton, pero todo sigue como entonces.
Tal vez haya llegado el momento de renovar los plátanos de las calles de la ciudad, y especialmente comenzando por algunos de los lugares elegidos como dormideros, que parecen ser aquellos con mayor iluminación. Es que el plátano es un ejemplar totalmente inconveniente para zonas urbanas, causante de numerosos problemas, comenzando por su tamaño que alcanza alturas importantes y origina problemas en los cableados de energía eléctrica; además echa raíces muy grandes y profundas, acordes con su tronco y copa, las que levantan las veredas, e incluso han provocado serios problemas al pasar por debajo de las mismas y levantando pisos en algunas viviendas. También las esporas que lanzan los plátanos, según se dice, provocan alergias, y además al caer en las veredas se mezclan con los excrementos de los pájaros formando una mezcla maloliente, cuyos efectos se agravan notablemente con la humedad.
En ciertos lugares de calle Alvear, la más citada aunque no la única con esta clase de problemas, ya han sido extraídos algunos plátanos por diversas razones, conservándose en cambio la mayoría de los mismos, con todos los inconvenientes que significa. Agotadas todas las instancias, tal vez lo más apropiado sería suplantar los plátanos por otras especies más acordes y convenientes para la zona urbana, optando por especies que aconsejan los especialistas en esta clase de temas. Y además, también se irían cubriendo los espacios que ahora se encuentran vacíos.
Los árboles son indispensables en la ciudad no solo en los parques, plazas y espacios verdes sino también en los costados de las calles, más cuando se trata de espacios amplios como los existentes en nuestra ciudad, pero siempre y cuando sean ejemplares convenientes y adaptables a la ciudad, es decir, que tengan aspectos a favor como la sombra y la adaptación al paisaje urbano, embelleciéndolo, pero no esos gigantescos árboles que dificultan los cableados, que son sus raíces enormes -que les sirven de sostén, y cuando son recortadas se corre el latente riesgo de caer de cuajo ante vientos o tormentas- levantan veredas e incluso interiores de viviendas, tapan cañerías, pero además son utilizados como dormideros por los pájaros.
Fuente: Diario La Opinión
